
Lamentablemente, hemos adoptado los SSD (unidades de estado sólido) como el estándar de velocidad y confiabilidad.
La realidad es que son los discos duros de nuestra era, rápidos, resistentes a golpes y energéticamente eficientes. Aún así, existe un mito peligroso: creer que son ideales para el archivado en frío, es decir, para guardar información importante y olvidarla durante años.
La verdad, respaldada por estudios, es que los SSD tienen un talón de Aquiles crucial cuando se trata de almacenamiento a largo plazo sin alimentación eléctrica.
El secreto eléctrico que amenaza tus datos en SSD
A diferencia de los discos duros tradicionales (HDD) que almacenan datos de forma magnética, los SSD utilizan cargas eléctricas atrapadas en celdas de memoria (NAND).
De hecho, aquí está el problema:
- Decaimiento de la carga: Cuando el SSD está desconectado, el voltaje de estas celdas comienza a degradarse lentamente.
- Pérdida silenciosa: Con el tiempo, esta pérdida de voltaje puede llevar a la corrupción de datos o, peor aún, a que algunas celdas pierdan su estado por completo, sin previo aviso.
No obstante, el tiempo que un SSD puede retener la información sin energía es sorprendentemente corto. Es más, dependiendo del tipo de memoria NAND (la mayoría de los SSD domésticos son QLC/TLC), la retención estimada sin electricidad es:
| Tipo de NAND | Retención Estimada (sin energía) |
| QLC | Alrededor de 1 año |
| TLC | Hasta 3 años |
| MLC | Unos 5 años |
¿Qué significa esto? Que ese SSD externo que tienes guardado en un cajón con copias de seguridad de hace dos años podría estar ya en riesgo de perder datos.
La ventaja inesperada del HDD (para archivar)
Teniendo en cuenta que los HDD son más lentos y sensibles a los golpes, su principio de funcionamiento magnético los convierte en el soporte preferido para el archivado pasivo.
Cabe mencionar que los discos HDD graban la información de forma física, no depende de una carga eléctrica. Por lo tanto, puede permanecer apagado durante años sin que su contenido se degrade rápidamente.
Su durabilidad pasiva, junto con su menor coste por gigabyte, los hace superiores para esta tarea específica.
Estrategia segura: La regla 3-2-1 es la única inmunidad
Ningún disco es infalible. La clave para la preservación de datos no es elegir un soporte perfecto, sino implementar una estrategia de respaldo sólida.
La regla 3-2-1 es el estándar de oro:
- 3 Copias de cada archivo.
- En 2 tipos de almacenamiento distintos (ej. SSD + HDD o HDD + Cinta).
- Con 1 copia fuera de casa (ej. en la Nube o en otra ubicación física).
Consejo crucial para SSD:
Si usas un SSD para archivado, no lo olvides. Conéctalo a la corriente una o dos veces al año. Esto permite que el controlador «refresque» las celdas de memoria, extendiendo significativamente su vida de retención de datos.
Recuerda, los SSD son los reyes de la velocidad, pero los HDD (o el almacenamiento en la nube) son tus aliados para guardar información «para siempre». Preservar tus datos requiere mantenimiento, no solo un buen disco.
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(S.M.C)
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